La paleodieta surgió hace aproximadamente 25 años basándose
en una forma de alimentarse semejante a lo que teóricamente hacían los hombres
del Paleolítico (cazadores-recolectores), no es un concepto que esté bien
definido. En líneas generales defiende que tal vez el ser humano no esté
adaptado a los alimentos que han surgido con el paso de los años. Supuestamente
la dieta “cavernícola” se propuso para mejorar la salud, dado que busca que la
alimentación sea “más natural”. ¿Pero en qué consiste esta dieta?
Esta dieta se basa en:
·
Alimentos “cazados”: carnes magras, pescados y
mariscos.
·
Alimentos “recolectados”: frutas, vegetales, raíces,
frutos secos.
·
Beber agua.
Además se desaconseja comer todos aquellos alimentos que
surgieron tras el desarrollo de la agricultura, y más recientemente la
industrialización: lácteos, alimentos procesados, cereales, azúcares,
legumbres, almidones y alcohol. Ya que según la paleodieta, consumir estos
productos favorece el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y
cáncer.
Todas estas hipótesis han generado muchos seguidores y han
levantado críticas, así que se puede decir que nadie se queda indiferente antes
ella.
Sus seguidores más fieles han hecho de esta dieta, una forma
de vida al más puro estilo cavernícola, introduciendo por ejemplo el
Paleotraining. Este tipo de entrenamiento consiste en realizar el mismo tipo de
ejercicio que hacían nuestros antepasados (correr, trepar, levantar pesos,
etc.). Además hay otros hábitos relacionados con este estilo de vida, como
dormir hasta que te despierte la luz del amanecer (seguro que en los países
nórdicos esto no les hace mucha gracia, especialmente cuando no anochece),
pasar la mayor parte del tiempo en la naturaleza, o estar en contacto con la
suciedad para “inmunizarse”.
¿SE JUSTIFICA LA EXCLUSIÓN DE ALIMENTOS EN LA DIETA
PALEOLÍTICA?
Hacen falta estudios de intervención para justificar la
eliminación de alimentos de una dieta. En la paleodieta se excluyen alimentos
muy saludables como los cereales integrales o las legumbres. Habría que indagar
por qué hay algunos alimentos que se prohíben (cereales) y otros no, teniendo
en cuenta que tienen el mismo índice glucémico. Como por ejemplo la patata o la
miel.
En cuanto a la prohibición de los lácteos, es una teoría que
está muy de moda actualmente, hay muchos osteópatas y naturópatas que también
desaconsejan tomar leche cuando el individuo deja de ser un lactante. En lugar
de dar mi humilde opinión, prefiero presentar la de algunos científicos que se
dedican a ello con un gran prestigio a sus espaldas.
Aquí os adjunto el capítulo 95 del Programa REDES, en el que
Jose María Ordovás habla sobre la nutrigenómica y cómo nuestro organismo se ha
adaptado con el paso de los años a digerir la leche cuando nos hacemos adultos:
Capiítulo 95 de Redes (Nutrigenómica)
También recomiendo la lectura de Paleofantasy, libro escrito
por Marlene Zuk
, bióloga evolucionista, en el que se desmontan las
creencias de los fans de esta dieta. Zuk pone de manifiesto la evolución
continua del ser humano. Y además menciona el caso de la leche, ya que gracias
a una mutación genética producida entre 5.000 y 7.000 años atrás nos permite
digerir la lactosa. Antes de que esto se produjese, los hombres no toleraban
los lácteos tras producirse el destete. Los primeros que pudieron alimentarse
de estos productos encontraron una nueva fuente de nutrientes y se impusieron a
los que no podían hacerlo, por lo que esta ventaja evolutiva se transmitió a
sus descendientes.
¿ES LA DIETA PALEOLÍTICA UNA DIETA BAJA EN HIDRATOS DE
CARBONO?
Dejando de lado las opiniones y artículos de divulgación que
se en encuentran en la red, la dieta paleolítica no tiene un porcentaje de
macronutrientes concreto (hidratos de carbono, proteínas y grasas).
Es verdad que con la prohibición de los cereales y las
legumbres es más difícil llegar a una proporción alta de hidratos de carbono,
ya que las frutas y verduras tienen una baja densidad calórica, pero no tiene
por qué ser una dieta hipoglucídica, dependerá de la proporción de alimentos de
origen animal y vegetal que ingiera cada uno a lo largo del día.
¿ES POSIBLE CONTROLAR EL PESO CON ELLA?
Propone un patrón que se aleja mucho de la dieta
mediterránea, ¿hay evidencias que lo apoyen? ¿Es posible llevarla a cabo en
España siempre? Yo personalmente, no considero que sea sostenible en España,
¿realmente es posible que un valenciano deje de comer paella durante toda su
vida? ¿y qué sería de un asturiano sin sus fabes? ¿o de un madrileño sin su
querido cocido?.
Es fácil mantener un peso saludable excluyendo desde el
inicio todos los alimentos procesados como la repostería industrial o los
embutidos muy grasos como el chorizo.
Pero eso no significa que sea la herramienta adecuada para llegar al
peso deseado. Una vez que se produce un estancamiento metabólico del peso ¿cómo
se soluciona?
Según mi punto de vista a la hora de confeccionar una dieta es
mejor ser prácticos y realistas. Es más coherente llevar una dieta mediterránea
individualizada, teniendo en cuenta los gustos y estilo de vida de cada
persona.
Además, si no nos olvidamos de los tiempos que corren (la
puñetera crisis eterna…), el incluir en la cesta de la compra alimentos como
las legumbres o los cereales hacen que el presupuesto de la compra familiar sea
más económico, es un elemento muy importante a la hora de planificar la dieta
de alguien.
¿SE PUEDEN ENTRENAR Y RENDIR DE FORMA OPTIMA CON LA
PALEODIETA?
Antes de
nada es importante recordar que el deportista tiene unas necesidades mayores de
energía, y macronutrientes que las personas sedentarias. Además los hidratos de
carbono constituyen el principal combustible del músculo. Sin reservas de
hidratos de carbono (glucógeno), un ejercicio de cierta intensidad puede
provocar fatiga y que un deportista se sienta “vacío” durante los
entrenamientos.
Por estos
motivos, la paleodieta clásica es difícil que cubra estos requerimientos de
hidratos de carbono. Habría que adaptarla
a los requerimientos del deportista, ya que la paleodieta clásica deja
de lado alimentos con una alta densidad en hidratos de carbono (cereales y
legumbres) y su principal fuente de hidratos de carbono son las frutas y
verduras, alimentos con una baja densidad de hidratos de carbono.