Se me ha ocurrido lanzar una nueva sección en el Blog. ¿Qué os parece si os hablo de todas aquellas dudas que os surgen cuando estáis a dieta? Si os comento ¿qué hay de verdad y qué hay de mentira en los rumores que circulan de boca en boca? Creo que puede ser una información muy práctica para todos.
Hoy comienzo con la sección dándole vueltas al tema de la cena. Y es que muchos de mis pacientes piensan que saltándose la cena pueden compensar algún exceso cometido durante el fin de semana, incluso que esta técnica puede agilizar la pérdida de peso en un proceso de adelgazamiento.
Bajo mi punto de vista, estáis cometiendo un gran error. Es cierto que la cena debe ser la ingesta más ligera del día, ¡pero no debéis saltárosla!
Os voy a dar tres razones para convenceros:
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Para evitar sentaros a la mesa a la hora de
cenar vais a tender al picoteo, ya sea por envidia al ver alimentos que os
apetecen o por sensación de hambre. Así que váis a ingerir “calorías invisibles”,
tendréis la sensación de no haber comido nada y en realidad habréis ingerido
más calorías de las que os pensáis.
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Vais a notar que al día siguiente tenéis una
pérdida de peso transitoria. Pero no os emocionéis demasiado, porque habréis hecho
un gran esfuerzo para verlo reflejado en la báscula, ¡tan sólo por un día!
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Vais a levantaros con un hambre voraz (o como digo yo: con hambruna perruna
debido a la hipoglucemia después de tantas horas de ayuno), con ganas de
comeros todo lo que se ponga por delante de vuestras narices. Esto es un
peligro porque el tener hambre en lugar de apetito, podéis caer en la tentación
y escoger alimentos más calóricos. ¿Quién podrá resistirse a un riquísimo
chocolate con churros después de estar 12 horas sin probar bocado?
Por eso insisto en recomendaros:
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Cuidad las formas culinarias y la preparación de
las cenas, comer ligero no significa que deba ser soso o tener mal sabor.
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Llegad a la cena con apetito, pero no con hambre.
Así conseguiréis comer lo justo a la hora de cenar y preparar recetas más
ligeras.
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No os saltéis la dieta con la excusa de: Total, por un día…. Que luego vienen los
remordimientos y las compensaciones autoimpuestas que desequilibran la dieta.
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