Además, la salud dental también facilita una buena
alimentación. Es necesario tener unos dientes y encías saludables para masticar
y tragar los alimentos eficazmente, esto ayuda a la absorción de nutrientes
esenciales que proporcionan un estado de salud óptimo.
Existen personas que están sometidas, por periodos
largos, a tratamientos odontológicos agresivos y su única forma de alimentarse es a través de licuados, papillas
o purés. En estas situaciones, es importante prestar especial atención a la
alimentación y prevenir un posible estado de déficit nutricional.
Lo que comemos y bebemos no
sólo juega un papel importante en el desarrollo y protección de los dientes y
las encías. De hecho, la caries y las
enfermedades periodontales son dos de las patologías más comunes hoy en día y
se pueden prevenir simplemente mejorando la dieta.
Hay muchas
formas de alimentarse y es responsabilidad de cada individuo elegir de forma
correcta los alimentos que sean más convenientes para su salud.
Existen
diferentes nutrientes que son esenciales para la formación y mantenimiento de
la salud del organismo en general, y de los dientes y encías en particular. El
calcio, el fósforo, el flúor, la vitamina D, la vitamina A y las vitaminas del
grupo B son indispensables en la dieta a todas las edades si se quiere
conseguir y mantener una boca sana y una sonrisa bonita.
Dicho esto, es
sencillo introducir nuevos hábitos en nuestra vida cotidiana para mantener una
boca sana y saludable:
- Lácteos, frutas y verduras crudas todos los días presentes en la dieta.
- El consumo de azúcar no debería sobrepasar el 10% de las calorías diarias.
- Utilizar chicles con xilitol entre horas para evitar la acción bacteriana.
- Cepillarse los dientes después de cada comida, especialmente cuando ingerimos alimentos dulces y de consistencia pegajosa